martes, 15 de marzo de 2016

Discurso de Dra. Ana Laura Magaloni, Profesora Investigadora del CIDE en la ceremonia de entrega de los resultados de los foros de Justicia Cotidiana organizados por el CIDE.


·                  Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente Constitucional de los Estados  Unidos Mexicanos

          Dr. Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno del Distrito Federal

          Distinguida Procuradora General de la República

          Señores Secretarios y miembros del Gabinete

          Señores Gobernadores

          Señor Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos

          Señor Presidente de la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia

          Señoras y Señores Rectores, Directores y Presidentes de las instituciones académicas, gubernamentales y sociales que nos acompañaron durante el proceso de consulta

          Señoras y señores

 

El esfuerzo de consulta que se detonó a partir de la solicitud que hizo el Presidente de la República al CIDE el pasado 27 de noviembre es un esfuerzo inédito. Es inédito en dos sentidos: por la pregunta que plantó y por el vehículo de aproximación a su respuesta.

Las pregunta fue: ¿Cuál es la experiencia de justicia para los mexicanos en su dimensión más inmediata y cotidiana? No se trata de entender los problemas de justicia desde la abstracción de los grandes indicadores, ni desde las evaluaciones sistémicas del aparato de justicia a nivel nacional.  Se trata de entender y evaluar la justicia de todos los días, la más próxima, la que se encarga de pacificar y resolver los conflictos que tienen las personas en su interacción cotidiana con otros y con sus autoridades más inmediatas. Me refiero, por ejemplo, a la disputa, generalmente complicada y dolorosa, entre una pareja para  definir y hacer efectivas sus respectivas obligaciones con relación a sus hijos en caso de divorcio.  O los conflictos que tiene un pequeño empresario para cobrar a un deudor el dinero que le debe. O una trabajadora doméstica cuando sus patrones no le pagan lo acordado o no respetan sus días de descanso. Es decir, estamos hablando de los conflictos que se encuentran en la base de la pirámide social. ¿Qué tan accesible y efectivo es el sistema de justicia para resolver estos conflictos? Ningún ejercicio de diagnóstico y reforma judicial en el México democrático había colocado su mirada en la justicia cotidiana. Como bien señalo el Presidente de México Enrique Peña Nieto, la justicia cotidiana es la justicia olvidada.

Lo inédito de este ejercicio también tuvo que ver con la ruta de aproximación que se eligió para encontrar respuestas. Es una ruta simple pero novedosa: Se trata de ponerle rostro a la demanda de justicia insatisfecha. Es decir, de conocer las historias y testimonios de los ciudadanos en todo el país con respecto a sus conflictos cotidianos con otros y las limitaciones que experimentaron para encontrar en los tribunales soluciones razonables, justas y útiles . (aquí puede ir video)

¿Cómo se llevó a cabo este ejercicio?

El 15 de enero dio inicio el proceso de consulta. Durante estos meses hemos recibido testimonios de la mayor parte de los estados de la República sobre una agenda muy variada de temas, a través de una plataforma virtual.

Además, le dimos una ruta itinerante al proceso de consulta.

Aguascalientes fue testigo de las preguntas sobre conflictos laborales desde la perspectiva de los trabajadores, en Guanajuato reflexionamos sobre los conflictos de los ciudadanos con sus autoridades administrativas inmediatas, en Tijuana hablamos sobre las enormes asignaturas pendientes de la justicia familiar, en Monterrey analizamos los conflictos que enfrentan los emprendedores de nuestro país en tres ámbitos: conflictos laborales,  corrupción administrativa y ejecución de contratos y cobro de deudas. Tuxtla Gutiérrez nos recibió para hablar de los conflictos de la convivencia diaria entre vecinos y, finalmente, en el Distrito Federal analizamos tanto los conflictos más recurrentes en las escuelas del país, como los desafíos de la justicia para proteger y garantizar los derechos humanos de los ciudadanos.

La singularidad del ejercicio nos permitió combinar la espontaneidad de la vivencia cotidiana con la sistematización del análisis académico; la narración  de realidades locales con las experiencias nacionales e internacionales; la visión de los usuarios, con la de los impartidores de justicia y los académicos de múltiples disciplinas.

Después de mi intervención, el Dr. Pedro Salazar y el Dr. Sergio López Allyón nos hablarán de algunos de los resultados y propuestas más relevantes de este ejercicio.

Señor Presidente de México, señoras y señores.

La demanda de justicia insatisfecha es una realidad insoslayable de nuestro país. No podemos seguir postergando la reforma a la justicia cotidiana. El desafío mayor de la misma tiene que ver con que el responsable central de esta justicia es el tribunal más olvidado de todo nuestro sistema: el juzgado de primera instancia local.  Es ahí a donde los ciudadanos acuden para resolver la inmensa mayoría de las disputas o diferencias que tienen con otros. Ochenta por ciento de los casos que se resuelven en esos juzgados no llegan a la segunda instancia ni mucho menos al amparo.

¿Cómo mejorar de manera uniforme en todas las entidades federativas del país la accesibilidad y la calidad de la justicia de los muchísimos y heterogéneos juzgados de primera instancia que existen? ¿Cómo vencer las enormes inercias y carencias existentes en la base de la pirámide judicial? Ello sólo va a ser posible a través de un acuerdo político fundamental, un pacto por la justicia, que involucre la determinación de del gobierno federal y todos los poderes estatales para atender cabalmente la marginalidad jurídica en la que se encuentran muchos, muchísimos, mexicanos.

¿Por qué valdría la pena invertir todo este capital político en la reforma a la justicia cotidiana? La respuesta es sencilla: la marginalidad jurídica es uno de los más importantes lastres del crecimiento económico y la paz social en México. No hay forma de prosperar económicamente si se vive fuera de la protección de la ley. No hay manera en que las personas puedan utilizar sus talentos y habilidades para progresar si no cuentan con mecanismos jurisdiccionales accesibles y efectivos para proteger su patrimonio y su esfuerzo frente al atropello y el abuso de otros. La justicia es la plataforma básica para que las familias puedan construir con su trabajo un piso mínimo de seguridad patrimonial, para que las oportunidades económicas no se concentren en la élite y  para que exista una sociedad más igualitaria e incluyente.  Por todo ello, la reforma a la justicia cotidiana es una reforma impostergable.

 

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